lunes, 22 de abril de 2013

Dejando tu pasado


Julia había bajado diez kilos el último mes. Casi no comía. Lloraba a mares. Buscaba ayuda por todas partes, pero nada parecía poder apagar el volcán de dolor y rabia que le oprimía el corazón. No se había casado para esto. Aquella noche, frente al altar de la iglesia, tenía sueños y planes que de repente, años después, aparentemente se habían convertido en pesadilla. Javier, el esposo, había abandonado el hogar. “necesito tiempo”, dijo antes de partir. 
La vida a veces, parece cruel. Más aun cuando se participa del drama. Y peor cuando el drama se convierte en tragedia e implica sentimientos, sueños y vida. Vidas amadas, como la de los hijos, “Necesito tiempo”. ¿No hubo, acaso, todo el tiempo del mundo para pensar antes del casamiento? Ahora se llega al casamiento con la solicitud de divorcio debajo del brazo. Jesús está listo para correr en auxilio de los hogares. Después de todo, la idea de establecer el matrimonio nació en la mente del creador. El instituyo la familia en el jardín del Edén cuando dijo: “No es bueno que el hombre este solo, le hare ayuda idónea para él”.
Ese Dios maravilloso no dejo sin orientación ni auxilio a los seres humanos. Nos proporciona en las Sagradas Escrituras los concejos necesarios para establecer y conservar una familia de éxito.
Se necesita amor con el fin de constituir una familia. El amor a sí mismo. Jesús, al hablar cierto día acerca de cómo debería amar el ser humano, dijo: “Amaras a tu prójimo como a ti mismo”. En otras palabras, usted tiene que amarse primero antes de intentar amar a su prójimo, su cónyuge y sus hijos incluidos. ¿Quiere decir que nuestro amor debe ser egocéntrico y egoísta? No. Jesús está hablando aquí de la estima propia personal, de la conciencia que todo ser humano necesita tener acerca de su valor como persona. El apóstol Pedro vio un día una mano extendida que esperaba su ayuda. Su respuesta fue: “Lo que tengo te doy”. Hoy hay manos extendidas que esperan un poco de amor y comprensión. Están muy cerca de usted. Son su cónyuge y sus hijos. Pero, ¿Cómo podríamos dar usted o yo lo que lo que no tenemos? Por eso la orden de Dios es: “Amate a ti mismo”, “Compréndete a ti mismo”, “acéptate a ti mismo”.
Javier, el esposo de Julia, un día hablo por teléfono. “Deje mi hogar-dijo avergonzado- porque mi esposa cree que estoy con otra. Pedí tiempo para pensar porque el problema no es de ella sino mío. Cargo traumas y complejos desde la infancia. No soy feliz ¿Cómo podría darle felicidad a mi familia? Javier tenía razón. Nadie puede dar lo que no tiene. Miles de vida destruidas nos muestran que el ser humano solo difícilmente se atrevería a luchar con su pasado. Por eso usted necesita a Jesús. Un día Andrés, hermano de Simón Pedro, lo trajo a Jesús. Y mirándolo Jesús, le dijo. Tú eres Simón, hijo de Jonás, dijo Jesús-, te conozco, se quién eres, yo no solo conozco tu presente sino también tu pasado. Conozco las injusticias a que te sometieron cuando eras niño.
¿Se da cuenta? Jesús toma a Simón de la mano y lo conduce a su pasado. Es un camino oscuro, lleno de tinieblas. Simón tiene miedo. No quiere avanzar pero el brazo poderoso del MAESTRO lo lleva paso a paso. Y el discípulo aprende a luchar contra su pasado. Es un pasado que no puede cambiar. Necesita aprender a convivir con él, sin quejas ni rebeldías. Sin embargo, el remedio divino para los traumas no se limita en el pasado. Porque Jesús lo llevo al futuro “Te llamaras Cefas(Pedro)” un futuro lleno de perspectivas cuando se ha resuelto el pasado y se ha olvidado por completo del dolor que produce. Entre miles de millones de seres humanos, a pesar de sus limitaciones, defectos y temores usted es especial para Dios y lo ama mucho. Juan el esposo de Julia, dijo que cuando era niño se sentía “el patito feo” de la familia. Trataba de agradar a sus padres, y mientras más se esforzaba, peor le salían las cosas. Hoy adulto, quiso ser buen esposo y padre, pero todo parecía repetirse. Se interpretaban mal sus actitudes y eso le producía rebeldía en el corazón. Al conversar hizo una lista de defectos de su carácter. Su estima propia estaba completamente deteriorada y no era capaz de creer que se poseer alguna virtud. Si no era capaz de hacer algo bueno en sí mismo ¿Cómo lo podría en su esposa?
Javier necesitaba descubrir sus cualidades positivas y ponerlas a funcionar. Esta es una tarea que todos tenemos que hacer. Creer que “todo lo puedo en Cristo que me fortalece” Se debe tener amor para construir un hogar feliz. Cuando alguien se lleva bien consigo mismo, cuando se acepta y se ama como es, es porque aprendió a convivir con su pasado y a tener esperanza para el futuro, no vivirá más como si fuera el centro del universo. No intentara “desesperadamente “ser feliz haciendo de todo para atraer la atención de los demás sobre sí mismo. Por el contrario, está en condiciones de amar y se deleitara al tratar de hacer feliz a la persona amada. Su gran sorpresa será que cuanto más feliz haga a su cónyuge, terminara disfrutando de un aspecto de felicidad que no había conocido antes. El concejo divino es: “El que ama a su mujer, así mismo se ama” Rom. 15:1,7 "Así que, los que somos fuertes debemos soportar las flaquezas de los débiles, y no agradarnos a nosotros mismos ... Por tanto, recibíos los unos a los otros, como también Cristo nos recibió, para gloria de Dios" Es difícil aceptar un consejo como este cuando se vive en un mundo en el que la medalla de oro es solo para el que llega primero. Pero el principio que expone el apóstol es que la raíz de los problemas familiares es: “Yo primero”, y la solución de estos problemas es: “Mi cónyuge primero” al llegar a este punto usted puede estar pensando: “Si, pero si yo empiezo a poner los deseos de mi cónyuge en primer lugar, me voy a anular por completo y ella (el) se va a acostumbrar a ganar siempre”. La lógica egoísta diría que esto es así, pero en la realidad el amor tiene la capacidad de engendrar amor.
Se cuenta la historia de una familia, propietaria de una fábrica de pepinos en conserva. El marido plantaba, hacia experimentos y cosechaba los mejores pepinos de la región, mientras que la esposa producía pepinos en conserva. Ambos constituían una pareja envidiable. Daba la impresión de que lo que más los unía eran los pepinos.
Un día ellos contaron su historia en una reunión para matrimonios: “Cuando nos casamos- dijo ella- no me gustaba hacer pepinos en conserva pero al descubrir que mi esposo disfrutaba de un placer especial cultivando la tierra, lo anime a que plantara pepinos para verlo feliz” Para sorpresa de todos y de ella misma, el esposo dijo lo siguiente: ¡Qué interesante! Al principio a mí tampoco me gustaba plantar pepinos, pero cuando me di cuenta de que mi esposa le gustaba hacer conservas, comencé a plantar pepinos para que ella pudiera hacer conservas y fuera feliz haciendo lo que le gustaba”
Este es un ejemplo práctico de cómo funciona positivamente el plan de “poner la felicidad del cónyuge en primer lugar”: El resultado es que ambos terminan siendo felices. Para conocer el lado de su cónyuge, y para que él o ella conozcan el suyo, ambos se tienen que comunicar. Si usted está atravesando el valle de las sombras, si se derrumbó el castillo que una vez construyo en sus sueños, vaya hoy mismo a Jesús. ¡Vaya con fe!


1 comentario:

  1. Una recomendacion solamente: Cambien el color de la pagina. El rojo lastima los ojos de algunas personas y es dificil de leerlo.

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