lunes, 22 de abril de 2013

Ansiedad en el Matrimonio


Ansiedad en el Matrimonio

Colosenses 3:13: Soportaos unos a otros y perdonaos unos a otros, si alguno tiene queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros.

Lo que nos enseña el Manual de la Vida, es que no debemos pretender cambiar al cónyuge, sino aceptarlo tal y como es y disponerse a soportar esa diferencia en su forma de ser que no nos agrada. Cuando aceptamos la forma de ser de nuestro cónyuge, será mucho más probable que él o ella acepte también nuestra forma de ser. La verdad es que nadie es perfecto, por lo tanto si yo pretendo que mi cónyuge cambie algo en su forma de ser, me expongo a que él o ella también me exija cambios a mí, y esa parte no nos gusta mucho. Definitivamente lo que más nos conviene entonces es obedecer la instrucción del Señor y aceptarnos y soportarnos mutuamente con una actitud de gozo y no de pesar.

Estamos hablando de características en cuanto a la forma de ser, personalidad o temperamento. No estamos hablando de vicios, adicciones, violencia doméstica o actitudes destructivas. En ese caso hay que buscar ayuda inmediata, esencialmente espiritual y profesional para saber cómo enfrentar esas debilidades emocionales.

Por lo demás, debemos asumir una actitud tolerante y constructiva. Es totalmente normal que los cónyuges tengamos ideas diferentes, en cuanto a cómo manejar muchos asuntos familiares. A nosotros nos pasa con mi esposa, que frecuentemente tenemos ideas diferentes cuando queremos hacer algo por ejemplo para los hijos. Yo pienso en hacer una actividad de una forma y a mi esposa le parece que esa no es la forma correcta. Ambos tenemos que asumir una actitud de tolerancia, para seguir hablando del tema sin pretender imponernos ninguno al otro, sino seguir buscando opciones en las que los dos nos sintamos de acuerdo. Honestamente les decimos, que cuando hay una actitud saludable y humilde, siempre encontramos respuestas en las que los dos estamos de acuerdo.

No buscando culpables, sino soluciones
Se debe atacar el problema, no el uno/a al otro/a. Por lo general un ataque mutuo puede afectar más la relación y ser preámbulo para otra mayor. Tampoco busquemos la manera de herir a nuestra pareja. El problema es real y debemos buscar una solución sin herir los sentimientos del otro o la otra, más aún cuando ya no tenemos argumentos para defender nuestra posición. Las soluciones han de ser propuestas concretas de nuevas conductas para ambos. Procuremos proponer la nuestra en primer lugar.

Para eliminar entonces este tipo de ansiedad en el Matrimonio, la pareja debe asumir una actitud de tolerancia y respeto por las ideas y conceptos del cónyuge. Orar al Señor para que les de discernimiento a ambos y hablar sobre el tema con libertad y con paciencia, hasta que logren encontrar respuestas que ambos estén de acuerdo. La misión del hombre como cabeza de hogar es guiar a su esposa a buscar alternativas y soluciones con fundamento bíblico, no a imponer su criterio simplemente porque es el cabeza del hogar. Ser el líder del hogar no implica una autoridad absoluta de voluntad sobre su esposa, sino más bien un liderazgo que guía a su esposa a conclusiones y decisiones basadas fundamentalmente en la palabra de Dios.

Si has estado tratando de “cambiar” a tu cónyuge a tu manera, pídele perdón y toma la decisión de ser más tolerante y paciente con él o ella. No juzgues ni maltrates ni critiques a tu cónyuge porque piensa diferente a ti. Recuerda que dos cabezas piensan mejor que una sola. Une tus pensamientos con los de tu cónyuge y tendrán una visión mucho mayor para resolver cualquier problema en la vida.

Otro error es el de no saber pedir perdón. Para pedir perdón hay que ser humildes. De hecho, existe mucha soberbia y orgullo en los matrimonios y en muchas personas que no quieren reconocer que han cometido un error. Saben que hicieron daño, pero no se han despojado de su orgullo y su soberbia. Hay que aprender a pedir perdón cuando se ha fallado.

Este error de no saber pedir perdón es muy común. Si éste es tu caso, ya es tiempo de cambiar. Aprende a perdonar. Perdonar implica olvidar y olvidar es enterrar el pasado y seguir adelante. No hay reconciliación sin perdón, la brecha se hace más grande cuando definitivamente no se perdona. Aprende a perdonar y a pedir perdón

Espero que hayas escogido la tercera opción. Si hay alguien que puede entender la traición es Jesús, en Lucas 23:34 dijo: “¡Padre, perdona a toda esta gente! ¡Ellos no saben lo que hacen!”, así que El entiende tu dolor y está presto para sanarte y ayudarte en el proceso. Las heridas son oportunidades para crecer y madurar en la vida


Tu matrimonio y tu familia es el tesoro más valioso que Dios te ha dado. CUÍDALO!

Pr. Luis y Hannia Fernandez

No hay comentarios:

Publicar un comentario